septiembre 18, 2020

Navegando contracorriente



Esta semana hubo cinco ciclones tropicales sobre el océano Atlántico, algo que no ocurría desde 1971. Los cinco sistemas eran el huracán Paulette, huracán Sally, las tormentas tropicales Teddy, Vicky y la depresión tropical René.

Cuando pensábamos que nada peor podría sobrevenir en este 2020. El mundo está en una espiral constante de cambios súbitos y vertiginosos, el último causado por la aparición del Coronavirus SarsCov-2 que ocasionó la pandemia del covid-19. Estos cambios a nivel político, económico, social afectan a la humanidad. En la que cada día se degradan los valores morales; violencia y corrupción están a la vista.

Escuché a un hombre decir "el mundo se va acabar" como si describiera los sucesos que acontecen como un juicio divino y somos protagonistas de ese escenario apocalíptico.

Meditemos un momento. Todos en algún momento de nuestra vida nos sentimos así, como si nuestra existencia fuese atraída hacia el centro de una tormenta.

Recién leí el libro de Mario Escobar /Canción de cuna de Auswicht/ dónde relata los acontecimientos vividos por los judíos en la segunda guerra mundial, estos son recordados como 'las víctimas del gran holocausto'. causado por el movimiento de Adolf Hitler. Al inicio de la dedicatoria del libro dice así: "somos pequeños suspiros, en medio del huracán de nuestras circunstancias".

Desde los tiempos de nuestros antepasados el mundo vive un caos, la maldad y pecado han llegado a los confines de la tierra y por esa razón cayó bajo la maldición del pecado. 
La Biblia dice en: Romanos 8
20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Apreciado lector, nuestra vida misma necesita ser liberada, no por obras, sino por la Gracia redentora de Cristo . Somos navegantes en medio de este mundo de pecado que se sacude con violencia tratando de ahogar los navíos, en alta mar muchos han perecido tratando de llegar a tierra firme con barcos de papel.(estos representan aquellos que se creen dignos de la salvación por ser mejores que otros). Sus intentos han sido infructuosos.
¿Como puedo navegar en este mar tumultuoso? Con mis propias fuerzas no puedo. Difícil sería intentar llegar a tierra firme; necesito alguien que me ayude a lograrlo.

 ¿Quien me auxilia? Pregunta desesperada mi alma.
 y estando en medio de la tormenta, con los vientos airosos, ráfagas volátiles y las grandes olas capaces de romper las embarcaciones que osan entrar en sus territorios, en medio de la densa niebla oscura y fría, aparece Cristo el es la representación del arca de Noé que salvó a una familia que obedeció la voz de Dios, es el ancla que afirma nuestra vida para no ser arrastrada por las corrientes de este mundo.
Es la luz que ha vencido las tinieblas, su resplandor es un faro que brinda esperanza al navegante desconsolado, su embarcación representa sus brazos que acogen al náufrago desventurado.

Aquellos brazos que sostuvieron a Pedro cuando se hundía en medio de la tempestad.
Así es como es posible navegar contracorriente; necesitamos volver a Dios y reconocerlo para poder expresar con toda confianza:

Salmos 121: 1-2
Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.

Que el Señor te bendiga Atte. Elyin jarquin jarquin

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