enero 11, 2021

 Corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante...

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestra tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” -Hebreos 12:1 RV 1960-


Un detalle interesante de Hebreos 12 es que el escritor usa la analogía de una carrera en un estadio. Probablemente fue testigo o escucho hablar de uno de los eventos más importantes del mundo antiguo.

Los juegos olímpicos de Grecia. Las cuales eran muy famosos y reunían multitud de espectadores de toda nación. Participaban representantes de varias ciudades estado de Grecia. La última prueba era considerada la más importante, era denominada “final del estadio” consistía en correr una carrera de 192 m. Los ganadores eran tenidos como héroes, recibían recompensa económica, una corona de laurel, se levantaban estatuas en su honor, estaban exentos de impuestos, y Vivian el resto de su vida sin trabajar recibiendo manutención gratuita y ayudas económicas de los dirigentes de su ciudad de origen.


Esta carta es dirigida a cristianos judíos que hablaban griego. Llamada por algunos como “la clave del éxito” es fuente de muchas predicaciones y sermones que enamoran al que los lee y escucha. Es una realidad que el Escritor de hebreos le escribe a una comunidad desalentada, desalentada por lo que estaban viviendo, una inminente escalada persecución a manos del emperador Nerón, ser identificado como seguidor de Cristo en ese momento significaba sufrir escarnio público, cárcel, expropiación de sus bienes, o la muerte.


Pero con la posibilidad de una persecución más intensificada estaban siendo tentados de deshacerse de cualquier identificación con cristo. En un intento de escapar de la persecución, salvar sus familias, sus negocios, sus posesiones y sus vidas.


Este escenario pareciera que describe nuestro 2020 y nuestro 2021, estamos siendo acechados por enfermedades, problemas familiares, tensiones sociopolíticas, desastres naturales, en este momento pareciera que los cimientos de las naciones están siendo sacudidas por una inminente escalada de circunstancias que nos desalientan.

Es aquí donde tiene lugar la palabra de Dios, un llamado a reenfocar nuestra visión a quien verdaderamente tenemos que ver, a Jesús, el Hijo de Dios. Lo que El señor nos revela es que cuando nos desenfocamos, tendemos a desalentarnos, y no avanzamos. la clave es puestos los ojos en Jesús. – puestos los ojos es lo que en Gr.Aphorao sig. Alejar la mirada de todas las distracciones, con el fin de contemplar algo. Es poner nuestra visión en Jesús y no en ningún otro.


Una disciplina deportiva que siempre me resulta increíble es la “carrera de relevo” nuestro profesor de educación física nos recordaba que la clave es enfocarse en lo que esta adelante, sin distracciones.

El individuo portador de la estafeta ejecuta en un momento dado el relevo, al concretarse este, el reemplazado abandona el lugar o rol que ocupaba y para sustituirlo, ingresa otro sujeto que cumple funciones similares o de iguales características.

Quienes somos discípulos de Cristo, nos une el mismo fin.

Estamos en la carrera y necesitamos asegurar que el traspaso de la estafeta sea exitoso, esto no depende de nosotros, o de cuantas habilidades poseamos, aquí dependemos del Espíritu Santo, sin Él nada podemos hacer, para ello tenemos que procurar con anhelo ferviente que Dios levante esta generación llena del Espíritu Santo, una generación con hambre y sed de su presencia.


Hemos finalizado gracias a Dios la década 2011-2020, nos encontramos en la carrera, hemos iniciado este año con noticias negativas que están a nuestro alrededor.


Pero nosotros Reenfocamos nuestra Visión a la meta que es Cristo, estamos expectantes de las cosas maravillosas que el Señor tiene preparada para nosotros,


En este 2021 la orden de correr ha sido dada, y creemos que Dios levantará niños, jóvenes, hombres y mujeres llenas de su Espíritu, entendidos en los tiempos, y aunque el mundo pronostique malos tiempos, nuestra esperanza no proviene de lo que está a nuestro alrededor, nuestra esperanza viene del cielo, no de las circunstancias que nos asedian, es más ni siquiera se trata de nosotros. Es el Señor quien nos sostendrá, es su presencia que ha estado y seguirá presente hasta que el venga otra vez.


Mientras tanto podemos asegurar que él es la meta pero a la vez, nuestro compañero de viaje, Es Él a quien nos dirigimos , pero con quien vamos, y si el ha recorrido este trayecto y venció. prometió también otorgarnos la victoria, porque estamos seguros en sus manos, venga lo que venga, Proclamamos que El Señor estará con nosotros todos los días.


Así que levantémonos y “corramos con perseverancia, la carrera que tenemos por delante”. ¡Que el señor te bendiga!


att. Elyin Jarquín Jarquín.

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